CIUDADANO INDIGENTE. UNA MIRADA DESDE LA FENOMENOLOGIA
CIUDADANO INDIGENTE. UNA MIRADA DESDE LA FENOMENOLOGÍA
PRESENTACIÓN
El siguiente ensayo cuenta de tres partes. Presentación
del trabajo, descripción de la
experiencia, descripción fenomenológica
y breve conclusión. El que
ha propiciado esta reflexión fenomenológica, ha sido un indigente tirado a la orilla de la
calle. Las motivaciones por el tema corresponden desear investigar, acerca de lo que hace que ver un indigente o
muchos en espacios específicos de la
zona 1 de la capital, como imágenes normales en el sentido de aceptadas
y asumidas en su existencia, sin que esto genere interrogantes en los demás
ciudadanos. Las razones por las que la
normalidad excluye a ciertos sujetos de reconocimiento
social, determinando su existencia por justificaciones prejuiciosas. Los
autores involucrados son Husserl, Ponty,
Sartre, Dartigues, Honneth.
DESCRIPCIÓN DE LA EXPERIENCIA.
Estaba un señor indigente a la orilla de la calle en el
peatonal, sentado con ropas sucias, al parecer en estado de ebriedad, orinado y
extendía la mano a los que pasaban pidiendo algo de dinero. Su rostro estaba cubierto por una barba
larga, hacía pensar era mucho tiempo el que llevaba en descuido o
viviendo en la calle. A su lado tenía una
pelota de telas que no se podía
distinguir que contenían, pero, aquello estaba todo sucio.
El señor parecía tener una edad de entre 35 y 40 años,
pero aparentaba más por su deterioro físico. La calle en la que se encontraba
es frente a la parada del trans-metro, específicamente tipografía. Esta se caracteriza por ser bastante
transitada por peatones que se mueven por la 18 calle. La cera peatonal en la
que se encontraba sentado, está cerca de la puerta del museo de tipografía,
lugar de donde estaban saliendo muchas personas
y al mismo tiempo otros ingresaban.
Era alrededor de la 1 pm un día de semana, la movilidad
de personas correspondía a un gran número a los que trabajan, que salieron para almorzar y estudiantes que
iban y venia por el mismo lugar donde estaba
sentado el señor indigente.
A todos los que pasaban este extendía la mano pidiendo limosna, pero al
observador le pareció curioso el hecho que todos lo que pasaban hacían un pequeño desvió para evitar pasar lo menos
cerca posible del sentado a la orilla.
La cara de repugnancia que se pudo apreciar en 4 personas
que pasaron por el lugar, despertó mi interés por saber porque el gesto. Tuve
la impresión de que olía mal, o si era el mismo estado deplorable en el que se
encontraba el que provocaba esa reacción. Ninguno de los que pasó en el laxo de
5 minutos que sucedió todo esto, le dio nada de dinero.
Quien escribe, que entonces observaba aquella escena, se encontraba
ubicado dentro de la parada del trans-metro, donde habían muchas personas
esperando la unidad y la posición de
este era en alto, lo que permitía tener
una visión amplia del lugar específico y con una visión descendente, propicia para observar los detalles. Nadie en
el laxo de 5 minutos se acercó al tirado a la orilla, tampoco
este se movió del lugar.
El espectador de aquella escena, en un breve momento pensó en aquel tirado y
su valor de ser humano, al momento saltaron los pre conocimientos y los largos comentarios acerca de la
categoría de lo humano y que es lo humano. Aquel no parecía encajar en los
criterios artificiales.
De este concepto ,
interrogué aquellos datos de la observación acerca de quién era para los
que pasaban aquel tirado y como persona lo encontré sin ningún valor
“aparente”, consulte a las teorías del
yo como la de Descartes, donde confluyen
intencionalmente alma y cuerpo. Aun así
aquel tirado no parecía estar consiente de quién es y ser solo un cuerpo extenso ocupando un espacio de aquel lugar y
si de Descarte se tratase, sería solo un
animal.
Seguí interrogando aquel tirado a la orilla con la teoría
del sujeto, del ente, política de Hobbes, de Laínez (libertad, justicia y el
individuo por encima del estado), de Rousseau (el deseo de posesión), con la
doctrina cristiana y su opinión al
respecto, con el concepto de Dios de Hegel, esa relación de lo absoluto y lo
finito.
Las preguntas asaltaron la mente ¿qué es El tirado a la
orilla? Un ente, un sujeto, un humano, la respuesta no llego, solo se podía
observar que estaba ocupando un espacio, seguía pidiendo limosna sin ningún
resultado aparente.
DESCRIPCION FENOMENOLÓGICA.
Después de presentar la experiencia en unidad con las interrogantes que en esta
se suscitaron y que ha dado paso a
realizar esta reflexión fenomenológica, determino
el campo de estudio de esta. Realizado
sobre el contexto de un indigente en una calle de la 18 calle, zona 1, de Guatemala.
La descripción abordara brevemente la relación del indigente con los
demás individuos. Como se desarrolla dicha relación de fenómenos y como está intervenida por la normalidad social que
determina como en todo, los modos de
darse y los modos de ser percibido recibido e interpretado. Para tal asunto se ha consultado la opinión de Merleau-Ponty
y de Andrés Dartigues (Sartre). El primero con fenomenología de la percepción y
el segundo con fenomenología, así mismo el aporte de Honneth con el concepto
reconocimiento, (conocer – reconocer.).
'
La línea que esta breve descripción aborda es la
siguiente: dilucidar que acontece en estas relaciones sociales
determinadas por categorías como
el ser indigente y un individuo “normal”.
La percepción y su protagonismo
en la relación social. Por último, como
la imagen es percibida e interpretada en la conciencia y como el
fenómeno es lo último en ser identificado.
Según Ponty,
una casa puede ser vista desde el frente, desde un costado, desde adentro,
desde arriba y no es la misma casa en las diferentes apariciones. Solo es la vista de ninguna parte. (Ponty M. M., p. 73) Con esta cita de
Ponty, presento la percepción que a través
de los sentidos somos capaces de realizar. Y aunque no aparente, encierra uno
de los problemas más complejos en esta área de conocimiento. La diferencia de
ver la casa, va a radicar en lo que la cosa es precisamente y no en la forma de
ver como se me da. Es lo que la cosa da de sí, lo que hace que cambie,
dependiendo de la mirada y la ocasión.
Por tal razón situarse en frente de un indigente desde un
escritorio, es situarse metafóricamente
frente a la idea de la conciencia sobre un indigente. Esta idea llena de contenidos tales como:
prejuicios, negación, rechazo,
aceptación, etc. Indigente es una
categoría, un modo de referir a un grupo de forma general y posteriormente
designando a cada individuo. El concepto indigente refiere a unas personas que
vive en la calle y no tiene un punto de referencia. Se alimenta de lo que los demás le proveen o desechos. También
hay indigentes en la ciudad capital que viven tal situación, por no tener para pagar un cuarto.
La indigencia, es categoría en cuanto a otras categorías
de gente normal – de normalidad. Sin
embargo, como categoría específica, no puede serlo solo en cuanto a la
normalidad, porque esta, también tiene en cuanto a categoría su propia
normalidad. Se necesitan una serie de características y requisitos para ser
considerado un indigente. La conciencia de estos, es normada también en cuanto
que por sí mismo, conocen la realidad desde su enfoque y reconocen a los demás
o los rechazan en un acto de libertad, que podrá ser más evidente entre los
propios indigentes. Por tal razón, no se
puede decir que ellos no vivan bajo ninguna norma y su situación sea evidencia
de su exclusión de la normalidad.
El lenguaje por tal razón, tiene un papel determinante al
momento de crearse las categorías de referencias. Por lo demás, la importancia del lenguaje al exponer la
creación del sentido de esta persona y
al sentido que las demás personas que le
dan a los individuos. Como fenómeno no
tiene rostro, ni vida propia, ni pasado, ni futuro, solo su presente
inmediato que es precisamente del que
estoy tratando de abordar. Sartre habla desde una perspectiva psicologista de ciertas
patologías en las relaciones sociales, que hacen de estas singularidades contradictorias.
El indigente como fenómeno situado a la orilla de la
calle, es dinámico, tiene vida en sí
mismo y en la extensión que es su cuerpo
y que le permite ocupar espacio.
Su dinámica consiste en la capacidad de dar constantemente de si, ya sea
consiente o inconscientemente. Su corporeidad
revela por si misma su contenido. Sin
embargo, el contenido expresado por este indigente, no es él precisamente. Es
solo una pequeña parte de lo que
es. Esto que ha sido captado, corresponde no a una totalidad, sino en palabras de Ponty, a un esquema o cuadro inacabado del ese sujeto
situado, frente a mi persona con diversidad de posibilidades en su existencia
real. (Ponty M. M., p. 132)
Estos cuadros revelan a un fenómeno sucio, que no se ha bañado
en días probablemente, en estado de extrema pobreza, con una actitud de
necesidad al borde de la inexistencia, posición corporal de menos valoración y
apelando a la solidaridad de otros individuos, igual que él, en el sentido
estricto, pero en posiciones diferentes. Este marco captado, provoca diversos
efectos en los individuos. El contenido transmitido contiene una sola
posibilidad y es que el individuo que ha
captado pueda reconocer a través de una
categoría, que es el fenómeno que esta percibiendo.
Un reconocimiento del indigente más elaborado, está más relacionado con el procesamiento consiente
el contenido que ha captado. Mientras se realice sin mayor atención ya sea por
la prisa que se tenga al pasar cerca de una persona así, no tendrá más efecto
que el de un mero reconocimiento de un fenómeno especifico. La Evidencia de esto, es apodíctica por deducción. Si todas las personas que pasan cerca de un
indigente procesaran los cuadros recibidos por los sentidos y darían de si, no solo un contenido de indiferencia, sino también,
de aquellos que el sujeto en indigencia pide. Esto es 1 quetzal, una
moneda. Si todos les dieran una moneda, en cuestión de un año saldrían de la
pobreza y terminarían siendo de la clase
media. Cosa que nunca sucede.
Pero hay que dejar claro que el primer paso en este
proceso es captar el contenido, marco o
esquema del fenómeno. Este inacabado. Como segundo paso, este esquema inacabado se acepta o se
rechaza. Frente al contenido transmitido, es posible reaccionar de múltiples formas,
pero la primera es afirmación – negación. Cuando se capta y se recibe en la conciencia este esquema inmediatamente es categorizado, por tanto normado,
este punto es a priori, pasa a la categoría de indigente. La norma
indicara en consecuencia de sus postulados que hacer. Esto evidencia en que consiste el sesgo de
la percepción, como primario y primitivo modo de conocer.
Consecuencia de este proceso se crea en la conciencia una
idea base de lo que es indigente, como primaria dentro de una categoría de
indigencia. Esta ara constantemente
equiparaciones entre individuos “normales” y este. Sin embargo la existencia del indigente al
que no le hemos puesto nombre de forma intencional, revela otro problema por el
mero hecho de su existencia en el mundo real y no solo en el plano de la
conciencia y de las ideas trascendentales.
Este tiene la plena capacidad de
provocar una epojé en cada sujeto que recibe sus contenidos. Lo que este
pone entre paréntesis sin decir nada, inconscientemente intencional: los
valores, la cultura, los credos
religiosos, los conceptos, la política, la economía, la moral, el proyecto de humanidad,
etc. Esta es su intencionalidad
existente.
Si alguien pensó que un indigente no aporta a la
sociedad, se equivocó. El sentido de su
existencia empieza a despejarse así como
un ser intencionado y capacitado para
existir en la realidad, ciudad creada para la convivencia normada. Los valores
como uno de los temas de mayor importancia junto a la cultura guatemalteca, los
retomare más adelante. En cuanto a la moral, se encuentra insuficiente para garantizar la
normalidad de estos individuos, por lo que se apela a otros espacios como la
fe y los valores abstractos y
altruistas.
Las relaciones por tanto son evidencias de esta estructura
a la que se responde en automático. Esta misma relación entre dos individuos
normales, no sería en este mismo modo. A esta variante entre indigente – normal,
es lo que Sartre llama “patología y distorsión
en las relaciones sociales”. (Dartigues, 1981, p. 130) Esta que se basa por
el prejuicio del uno al otro, no permite
ver que ambas son prejuicios. Y que lo único que queda detrás de eso, es el ser
de cada uno relacionándose de diferentes modos.
Esta relación de fenómenos determinada por el prejuicio
al que en un principio he llamado clasificación de cuadro o afirmación –
negación de contenidos, se desarrolla en un plano de conciencia e ideas. En ningún momento se le pregunta al indigente
¿Qué necesita? ¿Qué siente?, ¿Dónde le
gustaría estar? Es un diálogo de mi yo y
las ideas que me conforman y el contenido que sesgadamente tengo del otro
yo. Ya no es un diálogo en el encuentro
de conciencias. Es un dialogo conmigo mismo de otro yo. Este diálogo crea un concepto
del otro y lo aplica en la realidad, de este modo el yo real, el indigente es
alcanzado por la idea de la conciencia de otro que no lo conoce, ni lo quiso escuchar. Pero es así, a como el yo real quedó de una vez determinado en lo ideal
y lo real por las conclusiones de un yo ajeno. Al final parecen dirá Ponty “dos fenómenos
diferentes aunque sean uno”. (Ponty M. M., p. 241) El ideal y el
real.
Hasta este punto, no hemos hablado del sentido del
indigente. El sentido de este va a
quedar a expensas de los otros que lo conocen o lo reconocen. Como dice Honneth, “la mayor violación que la
incapacidad de ejercer mi propia voluntad”. (Honneth, 1992, p. 180) El indigente en
posición de menos valoración, queda a expensas
del sentido ajeno y este sentido tiende por sí mismo, a convencionalizarse en las posibilidades de
otros por conocer. Este sentido se
realiza en base a las ideas – contenido del fenómeno y no del fenómeno en sí. Derivación de esto, son los muchos prejuicios que se tiene de las
personas indigentes, donde se les categoriza sin conocerles personalmente.
Bajo estas condiciones, se establecen relaciones
fenomenológicas entre dos fenómenos en distintas circunstancias de la vida. En
base a prejuicios. Es en este punto,
donde pretendo retomar el tema de los valores antes mencionados y dejados para
el final. Los valores como constitución de una filosofía o doctrina religiosa, pretenden
en todo momento anteponer la persona misma ante todo. Su carácter de
trascendentaldad orienta a la búsqueda
de un finalismo humano irracional y utópico, pero con capacidad de sustento. Sin embargo, estos valores quedan en la epojé pegados
a uno de los paréntesis, para no aparecer más. Los valores no garantizan tampoco en sí, una relación normal entre dos individuos de diferente
condición social. Tampoco llegan a ser
capaz de provocar en la conciencia, un interés por los marcos o imágenes inacabadas del
fenómeno que se me revelan para poderlo reconcomer en su genuini
CONCLUSIÓN
El fenómeno que se sigue revelando sin caducidad sigue
determinado por el sentido convencional.
Husserl, plantea la fenomenología
como la búsqueda del sentido. Para cambiar el sentido acerca de las personas
indigentes, hay una sola vía. La de poner entre paréntesis los prejuicios y conocer y reconocer
positivamente a los individuos fenomenizados y dejar que sus contenidos sigan
llegando, pero con más conciencia de sí. Es un marco inacabado que solo puede
completarlo un individuo. El fenómeno mismo.
Dartigues plantea
al ser por encima de todo y este sin necesidad de ningún fundamente para ser en
sí mismo, tampoco como algo diferente al fenómeno. (Dartigues,
1981)
Los valores en este sentido determinados por una reflexión ética, quedan
separados del fenómeno real, siendo
incapaces de tener eficacia con estos.
El ser en sí mismo, nos permite una reconfiguración de la conciencia por el otro yo, basado en
la relación de dos individuos distintos e iguales en la búsqueda del sentido
por la vía ajena.
Este trabajo queda abierto a seguirse desarrollando sobre
todo por la vía de nuevos enfoques como por la del sentido indigente.
Bibliografía
Dartigues, A. (1981). La Fenomenologia. Barcelona
Herder. .
Honneth, A. (1992). La
lucha por el Reconocimiento. Suhckamp: Barcelona.
Ponty, M. M. (s.f.). Fenomenologia
de la perscepcion .
Ponty, M. M. (s.f.). La
Fenomenologia .
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