Descripción Fenomenológica sobre el Enojo

Introducción

En el año 2003, el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática de México (INEGI) publicó unas preocupantes cifras sobre el grado de violencia que se suscita en las familias, producto del enojo no controlado. La mayoría de las víctimas son mujeres. Ya desde el año de 1999, el Fondo de Población de las Naciones Unidas había declarado que la violencia contra la mujer es “una prioridad de salud pública”.

La preocupación que suscita el tema del enojo es sobre todo más alarmante cuánto más desmedido y corrosivo es. En un país como Guatemala, una investigación al respecto despierta aún más interés por lo frecuente y catastrófico que puede resultar el enojo transformado en violencia, a razón de las innumerables víctimas que deja a diario, la mayoría mortales.

Al abordar el tema en el presente informe la mirada gira hacia la fenomenología, que brinda una perspectiva distinta y abierta, y que su enfoque no tiende a los efectos ni a las causas, sino a la esencia del enojo y cómo se da en el ser humano.

Se narra, además, a partir de la descripción fenomenológica de un caso concreto y se analiza el mismo con el apoyo de la teoría de las emociones de Sartre y otros expertos en la materia.

Al concluir, los resultados se demuestran por la validez de las experiencias y no por la absolutización de las mismas, y sin ninguna carga de señalamiento moral, sino con un sentido epistemológico y sistémico.

Experiencia de Investigación

Contrario a otro tipo de investigación o método, la fenomenología requiere de actitudes diferentes por parte del investigador. A título personal, el trabajo propuesto en el curso de fenomenología llevó consigo una serie de acciones, claras en su explicación pero difíciles en su aplicación. La constante “epojé”, propuesta por Husserl para este tipo de investigaciones, requiere de un esfuerzo avasallante para llegar a la justa descripción de los hechos. Sin embargo, la experiencia fue satisfactoria.

Al mirar las propias emociones desde la perspectiva de un testigo, las reflexiones son extraordinarias. Además, al atender las diversas temáticas y narraciones de otros compañeros la clase se volvió sui generis.

Ha sido un proceso investigativo que además de desafiante al propio conocimiento, resulta útil para la aplicación a otras temáticas.

Por otra parte, el interés propio en el tema investigado surge por la consideración de la posibilidad del enojo a raíz de un mismo hecho en personas distintas, ya que en algunos casos ha sido evidente que la misma situación puede o no provocar enojo.

De ahí que sea relevante preguntarse acerca de cómo se da, cuál es su esencia y cómo se caracteriza el enojo. Vinculante sin duda al cuerpo, pero también a las consideraciones y configuraciones que se tenga al respecto de sí mismos.

Al tomar la teoría de las emociones de Sartre como apoyo para la investigación, el estudio del enojo fue tomando forma y dirección fenomenológica, ya que en general, es la psicología la que se encarga de argumentar sobre el tema, sin embargo, el mismo Sartre dirá que la labor de la psicología en muchos casos no posibilita un verdadero conocimiento del ser humano de manera integral, y el método de la misma es insuficiente para alcanzar ese objetivo.

En el caso de la fenomenología, Sartre resalta su valor e importancia, y afirma que a través de su método se podrá ir más allá de lo psíquico hasta llegar a los orígenes de la humanidad.

Considerando que la investigación parte de experiencias propias, el proceso dirá Sartre, se diferencia del enfoque psicológico en que el sujeto investigador es al mismo tiempo sujeto investigado.

De ahí que esta investigación haya resultado interesante, no sólo porque se pueden dar a conocer los resultados, sino que como investigador se adquieren conocimientos de sí mismo con diferente perspectiva.

Así, me parece que la fenomenología le da una visión diferente y amplia al enojo, que en muchos casos y con distintos intereses ha sido señalado de forma inadecuada o parcial.

Discusión y Síntesis

La investigación se da a partir de la descripción fenomenológica del enojo, suscitado por la agresión de un sujeto que, sin ser provocado, agrede de manera sutil y ridícula a otro sujeto, que se encuentra en estado de reposo, lanzando una bola de papel que según el agresor contenía alguna información, y cómo el agredido al percatarse de la agresión y falsedad de las indicaciones del agresor reacciona con una actitud similar regresando la bola de papel al agresor, para balancear las condiciones de ambos.

En este caso se puede considerar que existen ciertas condiciones que permiten que se dé el enojo. Una de ellas es la condición física de reposo de una persona, que como sucede con cualquier objeto en estado de inmovilidad al ser impactado por otro objeto, su condición cambia y se altera. En este primer momento no se cuestiona cómo reacciona, sino se afirma únicamente que su condición de reposo cambia hacia un estado de movimiento, situando esta evidencia como una condición primaria.

Por ello Sartre (1959) dirá que “la emoción es una forma organizada de la existencia humana” y a partir de ahí analiza la alegría, la tristeza y la ira como formas que el ser humano adopta para establecer una posición distinta que le permita hacerle frente al mundo en una forma más conveniente.

Se podría decir que el enojo es una respuesta vital que el ser humano tiene, una reacción natural para evitar su extinción y defenderse frente a agresiones de cualquier tipo y proteger su vida.

Por otra parte, se puede considerar el valor que las personas le dan a las acciones y al tiempo que se emplea en las mismas, ya que el agredido en un primer momento no se quería levantar a recoger el papel, sino trato de obtener la información por parte del agresor evitando realizar algún movimiento que le hiciera perder tiempo. Por ello se podría decir que el realizar aquella acción de levantarse, recoger el papel y encontrar inútil e improductivo el tiempo empleado en esa acción, pudo provocar aquel enojo.

Así también, el hecho de defender aquello que se estima, que se valora y que se respeta, pueda ser también considerado con una condición importante y válida en los seres humanos y aun en especies animales. El agredido al devolver el papel y manifestar su molestia al agresor, defendió aquello que valoraba y amaba, es decir así mismo.

También se puede considerar el hecho de querer evitar que actos que provocan molestia se repitan, ya que el agredido al responder al agresor pretende evitar que un hecho igual o parecido se repita.

Una investigación acerca de las ideas que provocan el enojo dirá que “las emociones no son producto de los acontecimientos existentes, sino de los pensamientos que tenemos acerca de ellos, lo cual significa que, entre el hecho y la emoción está de por medio la interpretación que hacemos acerca de ese acontecimiento, hecho o situación”. (Morales, 2012, pág. 7).

Por otro lado también se da el tema del reconocimiento, que parte de la afirmación de que cada persona necesita sentirse reconocida por el otro, en condiciones de igualdad, valoración y respeto. En este caso el agredido pudo haberse sentido desvalorizado como persona, o pensar que se había menospreciado el tiempo y el esfuerzo que implicaba recoger un papel, que al final no contenía nada que fuera de su interés. Y que, en caso del agredido si reconoció al agresor como persona y sujeto de respeto, y consideró conveniente seguir las instrucciones del mismo y recoger el papel.

Honneth (1997) en su teoría de La Lucha por el Reconocimiento dirá que la reproducción de la vida social se cumple bajo el imperativo de un reconocimiento recíproco, ya que los sujetos acceden a una autorrealización práctica en la medida en que aprenden a concebirse a partir de la perspectiva normativa de sus compañeros de interacción, en tanto que sus destinatarios sociales. De ahí que los principales patrones de reconocimiento intersubjetivo sean el amor, el derecho y la solidaridad.

Y cuando estas condiciones de reconocimiento no se dan, Honneth resalta que se genera una acción de resistencia, que, si bien el autor lo coloca a nivel colectivo, a partir de lo cual el conflicto social está motivado por el desprecio moral que sienten aquellos que han sido humillados, los sentimientos morales de injusticia inician con cada individuo.

Por ello se puede afirmar que el enojo es esa reacción frente al no reconocimiento particular, que provoca además, una acción para exigir aquello que ha sido vulnerado.

Al respecto, Sartre dirá que la ira no es un instinto, ni una costumbre, ni un cálculo razonado, sino la solución brusca de un conflicto, en que se utilizan distintos medios para vencer al adversario, y que el sujeto cambia de un estado de calma a un estado de enojo.

Esta necesidad de reconocimiento también se puede evidenciar con la respuesta que da el agredido al agresor. Al devolver el papel de la misma forma que el agresor lo hizo, se puede entrever un intento de balancear el reconocimiento: frente a un acto de desconocimiento y desvalorización, se pretende poner a la otra persona al mismo nivel de reconocimiento. 

CONCLUSIÓN

A partir de la investigación realizada, se concluye que el enojo es la manera en que el ser humano toma una posición distinta, para hacerle frente al entorno de la manera más conveniente, y se da como respuesta a un estímulo, que es considerado por quien lo recibe, como una agresión; una respuesta vital que el ser humano tiene, como reacción natural para evitar su extinción y defenderse frente a agresiones de cualquier tipo y proteger su vida y aquello que es valioso para él.

Se evidencia además, que no es cualquier estímulo lo que genera el enojo, sino aquellos que tocan ciertas situaciones del individuo, entre lo que destaca la defensa de la propia subsistencia, las consideraciones sobre el valor personal, y el deseo por el reconocimiento por parte de los demás, a partir de lo cual se da una acción de respuesta.

Bibliografía

Honneth, A. (1997). La Lucha por el Reconocimiento. Barcelona: CRÍTICA.

INEGI. (2003). Estadísticas a Propósito del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. México: INEGI.

Morales, A. (2012). Ideas Irracionales provocadoras de Ira y Enojo en Mujeres Mayores de Edad Solteras y Casadas. Guatemala: Universidad Rafael Landívar.

Sartre, J.-P. (1959). Esbozo de una Teoría de las Emociones. Argentina: Facultad de Filosofía y Humanidades Universidad Nacional de Córdoba.

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